Están diseñados para proteger la cabeza de los trabajadores contra impactos, caídas de objetos, golpes, riesgos eléctricos y otros peligros en el lugar de trabajo. Se dividen en dos tipos según su resistencia al impacto: Tipo I, que protege contra golpes en la parte superior de la cabeza, y Tipo II, que ofrece protección adicional contra impactos laterales, frontales y posteriores. Además, se clasifican en tres clases eléctricas: Clase G (General) para baja tensión, Clase E (Eléctrico) para alta tensión, y Clase C (Conductor), que no ofrece protección contra riesgos eléctricos. Los cascos pueden estar fabricados con materiales como polietileno de alta densidad (HDPE), ABS o policarbonato, que combinan resistencia a los impactos y ligereza, y algunos modelos incluyen tecnología avanzada.

 

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